miércoles, 27 de mayo de 2015

CUANDO LO QUE NECESITAS ES UN ABRAZO.

Los abrazos, además de hacernos sentir bien, se emplean para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad. Provocan alteraciones fisiológicas positivas en quien toca y en quien es tocado. 
Cuento mexicano Huichol, cuenta que dentro de nosotros habitan nuestros hij@s internos, estos son nuestras emociones. A estos hijos hay que darles todo lo que se da a un hijo para que crezca saludadble: reconocimiento, alimento, cariño, atención, límites, libertad, etc. Cuando no tratamos adecuadamente a uno de nuestros hijos internos, nos hace travesuras, nos abandona, se asocia con otros para darnos la lata, etc. Dejan de estar en nosotros y se van a nuestra sombra y dejamos de disfrutar de sus beneficios. Para recupararlos, primero hay que reconocerlos y perdirles perdón por haberlos abandonado. Cumpliendo así nuestro papel de darles lo que necesitan, a cambio recibimos sus beneficios. Incluso estos hijos pueden llegar a evolucionar tanto que en algunas ocasiones, actuan como maestros nuestros.

La Terapia del abrazo...para la reconciliación o sanación de vínculos, en el trabajo revivimos la experiencia del pasado de nuestro niño interno lastimado que guardó en el fondo de su corazón. Este dolor existe todavía y pudo desarrollar  por una  separación forzada de la madre, por cesarea, incubadora, marcha de la madre y en algunos casos el padre, u otros sucesos que puedieran acontecer a la madre durante los primeros años de vida del hij@ crea una ruptura del vículo natural, creando unas consecuencias que se veran a lo largo de la vida de la persona, como ansiedad sin causa exacta, depresión recurrente, relaciones de pareja de mucha dependencia o frías, con los hijos puede suceder algo parecido, la sensación de no poder llegar a ellos, como que hay algo que impide un buen fluir amoroso entre los hijos y nosotros , esto se debe en ocasiones a deterioro en el vículo primario con la madre, y lo podemos trabajar a traves de esta técnica maravillosa, llamada Abrazo de Vinculación: este abrazo terapeutico hace posible que se renueve algo en nosotros, nos permite que el dolor, odio, tristeza, etc...se diluyan, para dar paso a un estado de equilibrio, de renovación de vínculos, de mejor relación con nosotros mismos, con nuestro niño interior, con nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros padre.